Cómo celebramos el Día de la Paz
Con este cuento de Jordi Sierra i Fabra
A la consulta del veterinario llegó una paloma blanca sin que nadie la acompañara. Estaba muy triste y no sabía como empezar a contarle al veterinario lo que le ocurría. Éste le dijo que empezara contándole los síntomas que tenía, pero la paloma le explicó que estaba herida, pero que no tenía ninguna herida externa, ni en sus patas, alas...que su herida estaba en su amor propio y ya no sabía que hacer.
Le dijo que era la Paloma de la Paz, en un mundo que no tiene paz. Que volaba de un lugar a otro pero sin éxito, que había tantas guerras en la Tierra que ya ni siquiera recordaba cómo se llamaban. Había estado en Rusia y Estados Unidos para tratar de hablar con sus mandatarios, pero no solo no la habían escuchado sino que había estado a punto de morir por sus caprichos... También había a la Organización de las Naciones Unidas para hablar en la Asamblea General, pero que como no llevaba credencial no la habían dejado entrar.
El veterinario reconoció que verdaderamente era un problema muy grave, pero que tal vez la solución era si se pudiera inventar la paz...¿Acaso no se había inventado el hacha, la pólvora, la pistola y hasta la bomba atómica...? ¿No había inventado la guerra? ....Pues también fuera posible inventar la Paz.
¿Pero quién puede inventar la Paz? Puede ser que no haya un solo inventor de ella, o puede ser que haya tantos que a ninguno se le haya ocurrido....dijo la paloma, pero si existe ese inventor ¡¡Lo encontraré!! Mientras haya una esperanza ... y salió volando por la ventana después de acariciar con sus alas el rostro del veterinario.
-Adaptación-
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